Esperando el desayuno.

La primer mañana que estuvimos juntos en Addis, nos despertamos con el primer llanto de nuestro bebé que duró a penas unos segundos porque al primer sonido los dos estábamos despiertos.
Lo tomé en brazos y nos fuimos los dos a preparar el biberón y mientras eso sucedía los tres hermanitos se despertaban y desfilaban al baño . En ese momento no respondían a nuestros saludos ni a sus nombres cuando los llamábamos , asi que sólo nos limitamos a mirarlos hacer despliegue de toda su independencia.
Fueron al baño , se lavaron la cara ( con jabón), las manos hasta el codo como cirujanos a punto de entrar al quirófano e iban saliendo del baño.
Todavía no sabían cepillarse los dientes , así que los cepillos seguían secos esperando que papá y mamá los agregaran a todo el hábito matinal.
Nuestros intentos de comunicación fueron inútiles, asi que mientras cambiaba los pañales al bebé, los vimos vestirse con la ropa que se habían quitado por la noche y los dos mayores hicieron la cama.
Cuando todo estubo listo se sentaron en sus camas y nos miraron, les preguntamos acompañando nuestras palabras con gestos si tenían hambre y los tres levantaron las cejas, que es la forma que los niños etíopes responden que SI.
Eran las 6:30 de la mañana, así que decidimos darles un mini desayuno , para que aguantaran hasta que nosotros nos ducharamos y se hiciera la hora de bajar a desayunar.
Ese fue mi primer día de cabello mojado , porque no se si es que no se organizarme aún pero desde que los tengo, mi secador de pelo y mis cepillos quedaron en desuso, cuando me toca el turno de arreglarme ellos están listos y siento que no puedo demorarlos .
Desde ese día , intentamos cambiarles un poco los horarios, porque despertarnos a las 6 y ponernos en marcha todos juntos era demasiado para unos padres primerizos de cuatro niños, pero todo intento fue inútil, no hubo forma de una siesta, ellos estaban en actividad total desde las 6 hasta las 9 de la noche.
Fue como empezar a ir al gimansio despues de 20 años de inactividad total. El cansancio y el dolor de todo el cuerpo se hacía notar, así que ellos caían rendidos a las 9 y nosotros diez minutos después.
De a poco uno empieza a ponerse en forma, el cuerpo se aliviana y la segunda semana ya nos quedábamos tomando café y conversando mientras ellos dormían .

Las primeras malcrianzas empezaron a aparecer , no sabemos si es lo correcto , porque el sistema que ellos traían era muy organizado , pero tanto Carlos como yo sentimos muchisimos placer cuando nos despertamos y podemos estar en pijamas remoloneando por toda la casa, así que tratamos de explicarles que no teníamos prisa en cambiarnos y de a poquito y de a uno empezamos a llevarlos a nuestra cama.
Los dos mas chiquitos en seguida nos captaron , pero los dos mayores se negaban a compartir cama con nosotros, así que se la dejábamos para ellos .
Nosotros nos levantábamos , les dábamos galletas para que comieran mientras nosotros nos duchábamos y el bebé tomaba su biberón.

De a poco, fuimos notando que esas costumbres que traían se iban perdiendo por voluntad de ellos mismos.
De repente empezaron a olvidarse de atarse los cordones de las zapatillas, o había que ayudarlos para vestirse, y los varoncitos se olvidaron rapidamente de hacer la cama.
A los pocos días Demi comenzó a hacerse pis en la cama y los hermanos se asombraban de que esto estuviese ocurriendo , le hablaban como regañandolo y no entendían muy bien por qué yo no me enojaba.
La primer mañana que esto pasó , Demi no quería levantarse , estaba tapado hasta las orejas con los ojos muy abiertos , y sin moverse, me acerqué y Wondosen me dijo " sindale sindale" , que en amarico es "pis pis".
Los tres me miraron , no se que reacción se habían imaginado , pero cuando lo destapé y lo toqué empapado , lo alzé en brazos y le dije no pasa nada y nos fuimos al baño.
Es una de las frases que mis hijos me repiten con mi acento : " No pasa nadaaaa" se dicen entre ellos riendo.
Algunos cambios comenzaron en Addis, pero fueron sorpresivamente rápidos al llegar a España.
Una vez en casa ya no había prisas para quitarse el pijama, y remolonear en la cama de papá y mamá pasó a ser algo que vivimos todas las mañana. Demi ya no se hace pis en la cama y se muere de risa cuando le toco el pantalón del pijama sequito y lo como a besos.
Supongo que cuando comienzen el cole habrá que reestructurar todo nuevamente, pero este desorden vacacional es algo que los seis necesitamos.
La sonrisa que se les dibuja en las caritas cuando los invitamos a la cama y como se van acomodando , como van y vienen confiados desde su habitación hasta la nuestra , y como se quedan los cuatro mirando televisión mientras nosotros hacemos el desayuno , es una satisfacción que no podemos negarnos por nada del mundo.

Además las últimas mañanas han comenzado con un BUEN DÍA PAPÁ, BUEN DÍA MAMÁ , dicho a coro por los cuatro , y ante nuestra alegría corren todos a nuestra cama, Aynalem incluída.
Así los dejamos mientras la cocina se pone en marcha para desayunar todos juntos .


Generalmente después de desayunar nos vamos a pasear , pero hoy, ellos pidieron ver películas, así que pasamos el paseo para después de comer y todos se instalaron en el salón .
Nosotros aprovechamos para hacer cositas postergadas, Carlos para organizar papeles y yo para intentar quitar las huellas infantiles de los cristales de toda la casa.


Cuando pueda pongo mas fotitos de los paseitos que estamos haciendo y algunas cositas que tengo para contar de esta espectacular experiencia de ser madre primeriza de cuatro soles.
Besitos .